España ante la revolución del transporte: ¿Estamos a la cola de Europa en movilidad ecológica?

La economía española dependerá mucho del desarrollo de una movilidad sin emisiones. Las infraestructuras, los impuestos y la burocracia son enemigos del cambio de paradigma automotriz.

Imagen del buscador de puntos de recarga eléctrica Electromap
Imagen del buscador de puntos de recarga eléctrica Electromap

Los fabricantes de coches elogian sus esfuerzos por mejorar su oferta eléctrica pero critican la diminuta infraestructura de servicios que frena ese mercado, muchas veces por pura burocracia; los ministerios del ramo trazan planes rebosantes de millones provenientes de fondos europeos de reconstrucción y consideran que el número de postes en relación a los kilómetros de carretera es el correcto; los concesionarios tratan de evolucionar hacia espacios con servicios de movilidad verde y las patronales implicadas en lo eléctrico no desdeñan nuestro nivel de infraestructuras.

Hay empuje en el ámbito de estas empresas, hay dinero público (o lo va a haber) y más de 500 proyectos sobre la mesa de los ministerios de Industria, Transición Ecológica y Transporte en diversas ‘Manifestaciones de Interés’. También se habla desde la Administración de cambio de fiscalidad en el que el IVA podría desvanecerse (como piden los empresarios para triplicar las ventas de vehículos eléctricos), aunque lo que se percibe en la calle es que el Impuesto de Matriculación ha reforzado su capacidad recaudatoria (e intimidatoria de la demanda) para menoscabo de la industria de la automoción. A menudo da la impresión de que esta es una realidad vista desde las alturas y que a ras de suelo, observado el desarrollo desde la base, no se aprecia un movimiento decidido. Seguramente por la complejidad del vuelco paradigmático que se pretende.

OFERTA Y DEMANDA

Varias encuestas deducen que uno de cada tres españoles querría comprarse un coche eléctrico este año para cuidar el planeta y -sobre todo- poder circular sin restricciones en las ciudades de más de 50.000 habitantes (cerradas a vehículos convencionales cuando se apruebe la nueva Ley). Si hoy solo el 16% se cree capaz de comprarse un coche nuevo en los próximos meses, la conclusión del silogismo sería que poco más del 5,3% optaría por el eléctrico. Lo cual casa con la previsión de los fabricantes y distribuidores de automóviles, que esperan que el crecimiento de estos vehículos los acerque mucho a un 6% de cuota de mercado, unas 60.000 matriculaciones en 2021.

En términos porcentuales, los ascensos de las ventas de coches silenciosos y sin gases de efecto invernadero alcanzan con facilidad los tres dígitos en España. Hay que tener en cuenta que parten casi de cero, así que aún queda todo el camino por recorrer para estar en el grupo de cabeza de los países en vías de descarbonización. Según los fabricantes, los coches 100% eléctricos aumentaron sus matriculaciones un 183% y los híbridos enchufables, un 394%. Aquí hay truco: las marcas automatricularon en diciembre montones de coches que se almacenaron en las campas de los concesionarios y están dándose ahora salida.

Los brotes verdes -haberlos, haylos- se han ralentizado, paralizado o congelado con el Covid-19 y el temporal Filomena, pero la presión acumulada, la «demanda embalsada» de la que hablan los fabricantes de coches, va a desbordarse en algún momento no lejano con toda seguridad. Las cifras de ventas de vehículos nuevos en enero y febrero son desoladoras (aunque favorables a las tecnologías avanzadas), pero marzo abre una nueva etapa, auguran los responsables de la automoción cruzando índice y corazón de cada mano.

¿A LA COLA DE EUROPA O EN EL TOP 10?

Si se genera una demanda de vehículo eléctrico deberá acompasarse con infraestructuras de recarga equilibradas. En un reciente debate del Foro Nissan de Automoción, hubo controversia sobre el esqueleto de la movilidad eléctrica. Por un lado, el Barómetro europeo de la electromovilidad publicado por la patronal de fabricantes Anfac arrojó un crecimiento casi nulo de las infraestructuras de recarga en España durante el último trimestre de 2020, apenas una décima, lo que nos situaba penúltimos de la lista solo por delante de Hungría. La valoración general de España en ese Barómetro es de 18,6 puntos frente a la media europea, que es de 39,9 puntos. Aunque España mejoró 4,6 puntos su valoración en el último trimestre de 2020, el promedio de la UE subió 10 puntos en el mismo periodo y por lo tanto queda más lejos.

«Impulsamos la oferta, pero necesitamos que la demanda crezca a la par. Estamos a la cola de Europa en cuanto a penetración de vehículo electrificado y esta posición se la debemos, sobre todo, a la escasez de infraestructuras de recarga y a su lento despliegue«, señala el director general de Anfac, José Pérez-Tafall. Una afirmación que rebate el presidente de la asociación de impulso de la movilidad eléctrica, Aedive, Adriano Monés: «En densidad de infraestructuras de recarga pública por vehículos eléctricos en la UE de 2019 a 2020, España está mejor posicionada que mercados como el de Alemania y Dinamarca, en base a los datos oficiales de la ACEA [Asociación Europea de Fabricantes de Automoción] y EAFO [Observatorio Europeo de Combustibles Alternativos]». Según Monés, España ocupa el décimo puesto europeo «por delante de países escandinavos o de Suiza».

OFENSIVA REGLAMENTARIA

Cuando el tapón del cuello de botella vuele lejos y toda la represión compradora abra compuertas, si es que sucede, ¿estaremos preparados para que los debutantes en la conducción eléctrica se feliciten por su elección y no se queden tirados en mitad de algún paraje sin electrolinera cercana? Es cuestión de infraestructura, o sea que es cuestión de inversiones. De dinero.

Reyes Maroto, ministra de Industria y Turismo.
Reyes Maroto, ministra de Industria y Turismo.

Se habla mucho de dinero: 10.000 millones de euros en tres años3.750 millones de los Fondos Europeos de Recuperación que se van a destinar al Plan de Impulso de la Cadena de Valor, para infraestructuras y proyectos que ya han presentado diversos estamentos del sector, del plan Moves de incentivo a la demanda de vehículos eléctricos que puede movilizar hasta 800 millones de euros, de inversiones por parte de fabricantes y empresas energéticas. La idea de crear un ecosistema que relance desde la automoción la economía española está en boca de todos los agentes.

UBICACIÓN E INTEROPERABILIDAD

Desde las Administraciones, recogemos las palabras de la jefa del Departamento de Transporte del IDAE, Isabel del Olmo, que explica las vertientes en las que se trabaja para la transición ecológica: «Primero desde el ámbito regulatorio para facilitar la introducción del plan de establecimiento de zonas de bajas emisiones, obligar a la instalación de puntos de carga en las estaciones de servicio a partir de un determinado número de ventas, que en las nuevas construcciones se instale un punto de recarga por cada 20 plazas de aparcamiento o una nueva estructura tarifaria incorporando horas-valle para la recarga», entre otras iniciativas que entrarían en un Real Decreto. La segunda vertiente, según la directiva del IDAE, sería dar incentivos del Moves para la instalación de puntos de recarga.Más en El MundoCoronavirus España hoy, noticias de última hora | La incidencia baja a 168: sólo cuatro CCAA y Ceuta y Melilla siguen por encima de 200

«Me atrevo a decir», continúa Del Olmo «que no solo hay que fijarse en el número de puntos, sino en la capilaridad de la red, que los puntos estén bien ubicados, establecer una recarga inteligente para uso no discriminatorio». En su opinión, con 7.000 kilómetros de autopistas y unos 5.000 de carreteras, tampoco hace falta un grandísimo número de postes si se reparten razonablemente y se establece una interoperabilidad entre los diferentes suministradores de energía.

El obstáculo de las buenas intenciones y programas es el tiempo. Es el momento de que todos los planes echen a andar -o a correr- para llegar a las metas volantes de 2025, 2030 y a la descarbonización total en 2050.